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Maidenform en el recuerdo

Publicado: hace 3 horas

Al decir de los hípicos de antaño, los setenta fue un periodo glorioso para el turf peruano. Por aquella época -ya consolidada la fuerte afición en décadas anteriores-, el Hipódromo de Monterrico mostraba un lleno total cada jornada, los premios eran buenos y, además, los periódicos -los cuales tenían una página hípica diaria- luchaban por ofrecer los mejores pronósticos y "datos" para el pueblo burrero.


Eran años en los que también el fútbol peruano estaba en su mejor momento. Ese fútbol pícaro y "criollo", encarnizado en la selección que fue a México 70 bajo la sapiencia de Didí y con Perico León, Roberto Challe, Nene Cubillas, Ramón Mifflin, "Chumpi", Lucho Cruzado, Baylón y Sotil, fue reconocida en todo el mundo.

Así, si en el fútbol dimos la talla internacionalmente, en la hípica no nos quedamos atrás. Y fue Maidenform -propiedad del reconocido turfman Don Emilio Farah-, la que, con sus grandísimas presentaciones en las pistas gauchas, dio ese vital impulso a la hípica peruana para volver al panorama continental. 

Como afirmó el maestro Robalca, Maidenform "hizo el milagro de devolvernos la fe y de creer en lo nuestro. Poco después, bajo su influencia, llegó la gran racha peruana a nivel internacional. Y ella, quizás sin saberlo, la había iniciado aquella noche del 7 de noviembre en la arena de Palermo".

Tras haber demostrado ser la mejor yegua de Monterrico por sus múltiples victorias clásicas entre 1970 y 1971, Maidenform, entrenada por Sabino Arias, fue llevada a disputar el Premio Pellegrini y el Dardo Rocha en Argentina. Todo entre el 7 y el 19 de noviembre de 71. El escenario era complicado, pero Maidenform supo dar cuenta de su calidad corredora frente a rivales de renombre. Primero llegando tercera solo a 2 1/2 de Uruguayo y, luego, imponiéndose de categórica atropellada sobre el argentino Fustazo por medio cuerpo.

Adolfo Gonzáles estuvo impecable en la conducción de Maidenform en una noche que no puede ser calificada sino de hazaña para la hípica peruana. A partir de aquella jornada, la del Emilito siguió brillando en Perú  para consagrarse como una de las más destacadas yeguas de nuestro turf. Y lo que vino después (Santorín, Flaminio, Flor de Loto, etc)  ya es historia para otro post.


Escrito por

Gianni

Lima, 1998.


Publicado en

El Apronte

Hípica